Si tenemos en cuenta que la definición de innovar es âalterar las cosas introduciendo novedadesâ, instalar tecnologÃa en un local o abrir un nuevo canal de venta de ecommerce puede parecer (o ser) innovación. Pero ¿por qué lo hacemos? ¿A qué demandas del negocio o de los clientes estamos respondiendo?
La innovación puede darse de distintas maneras. A través de cambios en la configuración del negocio: en su modelo para obtener beneficios, las alianzas, su estructura, costes o los procesos de trabajo; mediante cambios en la oferta de productos: en los productos/servicios en sà o en la forma en que se relacionan entre ellos; o con cambios en la experiencia: la propuesta de valor y los servicios, la marca, los canales (donde y cuando el cliente quiera) o las interacciones cliente-empresa.
Esto remite a los cambios que se están dando en el sector minorista: nuevos modelos de negocio, fabricantes que se convierten en comerciantes, desarrollo de la logÃstica, etc. Las innovaciones más disruptivas se vinculan a un cambio radical en la configuración de un negocio. Y si bien la tecnologÃa no es algo imprescindible en la innovación, resulta una herramienta muy útil para encarar ese proceso.
El primer paso es incorporar la cultura de la innovación en el comercio. Hay que dedicarle un tiempo y ser constante para involucrar a las personas que forman parte del negocio.
La innovación en el comercio
independiente
Una vez que decidimos convertir
nuestro negocio en un comercio innovador, ¿por dónde se empieza? Antes de
ponerse a idear de cero o de replicar otros modelos que funcionan es necesario
observar.
En primer lugar, hay que saber qué ocurre a nuestro alrededor: la ciudad, la legislación vigente, los proveedores, tendencias de consumo. Cambios urbanÃsticos en la zona o un proveedor que empieza a vender en internet son variables que pueden repercutir en nuestro negocio. Tenemos que ser capaces de adaptarnos o adelantarnos a las consecuencias, además de detectar oportunidades.
Luego hay que dar continuidad al control de los resultados del negocio. No sólo las ventas, también el flujo de personas en la tienda, el tiempo que pasan allÃ, los márgenes de beneficio, la estructura de costos. Para eso es fundamental crear un Tablero de Comando con los indicadores más importantes y seguirlos mes a mes.
También hay que conocer al
cliente, que es el centro de nuestro negocio. ¿Conocemos sus preferencias?
¿Sabemos qué es lo que más le gusta? ¿Y lo que le molesta? ¿Estamos ofreciendo
una experiencia a la altura de sus expectativas? Estas preguntas permitirán diagnosticar
esas situaciones y trazar lÃneas de acciones para mejorar o incrementar sus
resultados.
Por otro lado, para innovar, la observación y el
conocimiento resultan fundamentales. Por eso es clave invertir en capacitación,
propia y del equipo de trabajo. Y mantener la cabeza abierta para pensar
distinto, valorar todas las ideas, madurarlas y animarse a probar.
También es verdad que, como en todos los aspectos del
negocio, la innovación también puede encontrar frenos. Personas y
organizaciones que se resisten al cambio, falta de recursos o de tiempo o ver
la tecnologÃa como un fin y no como un medio. Para eso hay que tener objetivos
definidos y la voluntad para diseñar la estrategia que nos permita alcanzarlos
a mediano y largo plazo.
Fuente: Doctora Retail.